El Xeneize igualó 1-1 ante el Verde y volvió a ceder puntos como local. Alanís, con un golazo, había marcado para la visita e Izquierdoz, de cabeza, equilibró las acciones.
El minuto fatal
El cronómetro marcó los 20 minutos y los 46 segundos., En ese preciso instante, Eduardo Salvio cayó tendido, después de lesionarse solo. Desde el césped pidió inmediatamente asistencia médica. Pero no fue todo. la jugada siguió, y sobre el lateral izquierdo de la defensa de Boca, Carlos Izquierdoz chocó con Gabriel Graciani, y también llamó a los doctores, muy dolorido en el tórax.
Para el equipo xeneize fue un minuto fatal. Porque ambos futbolistas debieron ser reemplazados, por Agustín Obando y Lisandro López respectivamente. Y además del hecho de gastar dos sustituciones en tan corto lapso de juego, la preocupación estará más enfocada en los diagnósticos de ambas lesiones, a dos semanas del superclásico.
Mientras al Cali se lo vio con evidentes signos de dolor al respirar, el Toto ni siquiera pudo retirarse por sus propios medios, con una clara molestia en su rodilla derecha, zona en la que en 2018 fue operado de los ligamentos cruzados.
Ese escenario fue una bisagra para el desarrollo del juego. Porque los cambios obligados desarticularon lo mejor que tenía el equipo hasta ese momento: la sociedad que por el costado izquierdo construían Cardona, Fabra y Villa. Con el ingreso de Obando, el lateral ya no se pudo proyectar tanto, y al delantero lo mandaron para el lado derecho del ataque.
Había sido un buen comienzo de Boca. Con Campuzano en modo marzo 2020. Rápido, lúcido, preciso. Y también con velocidad de resolución en el proceso creativo de las jugadas. Con pases sin demoras y a un toque, como la acción que armaron sobre la izquierda Cardona, Villa y Fabra a los 11, que casi termina, en contra, en el 1 a 0.
Villa también se destacó en esa primera etapa. No solo con ese pase en profundidad a su compatriota, sino en la acción siguiente, en la cual le metió una asistencia perfecta a Zárate, que quiso definir por arriba y la pelota se le fue apenas desviada.
Lo mismo ocurrió con Cardona. Siempre preparado para meter estiletazos en forma de pase para el desborde de Villa o de Fabra, o con su botín derecho con forma de guante para buscar el arco ante el menor descuido.
Las lesiones no solo apagaron esa intensidad, sino que mentalmente el equipo se quedó bloqueado.
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