Boca llegó a Belo Horizonte con el mismo 2-0 de ventaja que llevó a Paraguay en la fase anterior ante Libertad, pero el trámite del comienzo del encuentro fue diferente. El Azul estuvo lejos de ejercer la presión que realizaron los paraguayos en Asunción y por eso el equipo de Guillermo respiró tranquilo. Incluso tuvo las mejores posibilidades en un remate lejano de Pablo Pérez, una penetración de Villa y una aparición fantasmal de Nández en el área brasileña. Parecía que el cierre del primer tiempo sería calmo, pero una pelota parada derivó en Barcos que superó a Rossi, sin embargo todo estaba invalidado por falta previa de Dedé sobre el arquero de Boca.
Al igual que en la etapa inicial, el Xeneize la llevaba tranquila en el arranque del segundo tiempo, hasta que un balón detenido complicó todo. Tras un rebote, Sassá quedó cara a cara con Rossi y lo fusiló con un fuerte remate. El 1-0 infló los ánimos mineiros, pero el equipo de Guillermo no se dejó llevar por el entorno, sacó pecho en un territorio áspero y poco a poco lo fue llevando. Con un clima sumamente enrarecido, Dedé vio la roja en el dueño de casa, y le simplificó un poco el panorama a un Boca puro corazón. Rossi se lo sacó a Raniel casi en la boca del arco, los jugadores de campo hicieron el resto, y la clasificación llegó de la mano de Pavón sobre el final.
Boca rindió examen de juego y de carácter en Brasil. Y en ambos aprobó con creces. Sostuvo el 0-0 y el 0-1 cuando tuvo que hacerlo, se aproximó muchas veces con peligro al arco mineiro, pegó cuando pudo hacerlo y muchas veces sacó a relucir el temple que esta camiseta exige. El equipo de Guillermo está entre los cuatro mejores de América y va por más en el sueño de todos. El próximo rival será Palmeiras, antes estará el duelo ante Racing y la continuidad de la Superliga, pero el Xeneize quiere más. Y en Belo Horizonte demostró que tiene argumentos para soñar.
Texto - Fotos - Videos: Departamento de Prensa de Boca Juniors.
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