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lunes, 24 de septiembre de 2018

Guillermo no aprende más y Angelici duerme en lo laureles con los árbitros

El abrazo entre Gallardo y Guillermo

Empecemos con el mellizo, entonces:
  • * Gallardo hace años que hace el mismo planteo en La Bombonera(presionar en la mitad para que la tengan los centrales y ganar la pelota cerca del área y explotar los costados) y Guillermo no lo vió durante dichos partidos, ni lo vió en la preparación para ayer, ni tampoco durante el transcurso del encuentro y, lamentablemente, hay dos chances: o no lo ve o no sabe contrarrestarlo (ambas, pésimas opciones para nuestro futuro). Todavía hoy pienso ¿Cómo pensaba ganar la mitad de la cancha con dos tipos contra cinco de ellos?

  • *Guillermo transformó a Nández en el nuevo Zuqui. El uruguayo nació como doble 5 pero juega de 8 ¿Y de qué lo pone? De extremo derecho, de 4, de lo que sea pero nunca en su posición (ya ni de interior juega). El resultado es un Nahitan  desdibujado tanto con la pelota como en la marca y sin llegada por sorpresa que es su mejor característica (y con la que le hizo el gol en el Videla).

  • * Jara (de flojísimo partido y actualidad) se lesiona recién arrancado el match y Guillermo, que sabe que Leonardo siempre está al límite en lo físico, regala hasta el minuto 40 para sacarlo mientras River se hacía un festín por ese costado (y x el otro también gracias a que Más nos recordó por qué Silva siempre fue el preferido del melli) y de casualidad no pagamos ese error del DT con otro gol en nuestro arco.

  • * La lentitud evidente para la lectura de juego y la resolución desde el banco (un sello del ciclo Barros Schelotto) ya sean modificaciones tácticas o cambios. A los 15 ya te dabas cuenta que te desdoblaban en la mitad, podés pasar a Nández de 8 y armar un 4-3-1-2, Tevez debió salir mucho antes, Villa entrar antes, etc.
  • * Pavón, que regaló la jugada del primer gol, estaba atacando muy bien por izquierda a Montiel y al entrar Cardona lo volcó a la derecha donde perdió peso ¿Por qué ser tan esquemático?

  • * Para cerrar este combo letal para Guillermo (y en realidad para nosotros que somos los que lo padecemos), no le sale ni el tiro del final por una volada excelente de Armani que nos vuelve a recordar cuando a principios de año (no ahora que tenemos a Andrada y algunos le cuelgan esa medalla al ex 7) él no quiso que llegue el ex Atlético Nacional porque “con Rossi y Sara estamos cubiertos”.
Salvo este último punto, muchos de ellos los podemos encontrar en la mayoría de los partidos de Boca (incluso en los que ganamos -que son los más-). Pero también debo rescatarle dos cosas a Barros Schelotto.

La primera es que más allá de que jamás da vuelta un partido y Boca parece de mandíbula blanda, ayer al segundo tiempo (asumo que por lavado de cabeza de él) el equipo salió con otra actitud a empatarlo. La segunda es que si bien el partido lo preparó mal, su cobertura personal la planeó perfectamente: fue durante su conferencia del viernes donde le había bajado el precio al clásico y además anticipó, previsor, que la derrota no traería secuelas.

Dije que eran sólo dos nombres pero ya es hora de darse cuenta del único que se repite en cada episodio triste de nuestra historia reciente: Daniel Angelici. El presidente que asumió con River en la B y el que, no sólo quiere jubilar La Bombonera, sino que deja que las gallinas armen un vestuario local en nuestro templo. Ah, y una cosita más, a uno de los hombres con más poder del país no lo acuestan con los árbitros, en todo caso, mira para otro lado.

Tal vez sea como dijo Tevez post partido que “se perdió un clásico NADA MÁS”. O tal vez sea que estamos perdiendo mucho más: la identidad Xeneize.
Abrazo bostero para todos.

Por Martin Herrera

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