Los dos bastiones en los cuales se apoya la versión 2017 de Boca, ya sin Carlos Tevez en su plantel, podrían estar jugando su último semestre con la camiseta azul y oro.
Por lo expuesto en la victoria por 2 a 0 frente a Estudiantes, en Mar del Plata,Fernando Gago y Ricardo Centurión son los íconos del plan ideado para reemplazar al Apache, más allá de que también es claro el rumbo elegido por Guillermo Barros Schelotto, con el que tanto insistió el viernes, en que "el equipo es quien debe reemplazar a Tevez". Sin una megaestrella en el plantel, la figura, de aquí en más, debe ser el plantel.
Gago y Centurión se erigieron como dos de las piezas más destacadas de la noche marplatense. Dentro del campo lograron asociarse con frecuencia, y de los pies de ambos llegaron las situaciones de peligro más claras para Boca. Casualmente, fuera del rectángulo verde los une otro asunto: la incertidumbre sobre su futuro mediato.
Nadie puede asegurar que el 1° de julio el volante y el delantero continúen formando parte del plantel del equipo de la Ribera. Al Nº 5 se le termina el contrato, y las negociaciones para renovarlo siguen trabadas. A pesar del optimismo que derrocha el presidente Daniel Angelici sobre este asunto, la realidad es que aún hay mucha diferencia entre lo que ofrece Boca y lo que pretende el mediocampista, tanto en lo plano económico como en la duración del nuevo vínculo.
A pesar de un oferta millonaria que recibió del fútbol chino, la prioridad de Gago es quedarse en el club que lo vio nacer. No sólo por cuestiones familiares, sino también futbolísticas. El destacado nivel que demostró desde su vuelta a la actividad y la posterior partida de Tevez lo ubicaron en un rol referencial. La ascendencia que tiene sobre sus compañeros, especialmente en los más jóvenes, trasciende a esa cinta de capitán que lució anteanoche. Además, quedarse en la Argentina significa también mantenerse en la órbita de Edgardo Bauza, que lo tiene en carpeta para una probable citación rumbo a la fecha de Eliminatorias de marzo próximo.
Por todo eso es que Diego Merino, su representante, negocia el mejor contrato posible para el hombre que nació hace 30 años en Ciudadela.
Atrás quedaron los tiempos de fastidio del volante, que supo estar molesto porque ningún dirigente lo llamó para renovar su vínculo con el club durante la rehabilitación de su segunda rotura del tendón de Aquíles izquierdo.
El caso Centurión es diferente. El ex Racing llegó a Boca en agosto, a préstamo por un año. Si la entidad de la Ribera quiere seguir contando con sus servicios después de junio próximo, tendrá que desembolsar 6.400.000 dólares. De lo contrario, el delantero deberá regresar a San Pablo.
En todo el semestre pasado Centurión se destacó por su desfachatez y su muy buen nivel de juego, pero también por sus excesos fuera del campo. Menos de un mes después de arribar al club xeneize fue protagonista de un accidente automovilístico por el cual fue imputado por lesiones leves. En octubre se viralizaron unas fotos suyas desnudo, y en noviembre fue otra vez detenido, esta vez por una pelea en la vía pública.
En el plano futbolístico siempre estuvo a la altura de lo que exige Boca, más allá de su reacción contra Teófilo Gutiérrez, por la que fue expulsado contra Rosario Central.
Cerró el 4 a 2 a River en el Monumental con un gol y fue él quien pidió la camiseta Nº 10 que dejó Tevez para el partido contra Estudiantes.
Mientras ambos futbolistas definen su futuro en el club, Guillermo Barros Schelotto ya anunció que es muy probable que ambos no jueguen mañana frente a San Lorenzo, con el doble objetivo de ver cómo funciona Boca sin dos de sus figuras más evidentes y a la vez darles descanso, pensando ya en el superclásico del próximo sábado ante River, en Mar del Plata.
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