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lunes, 19 de septiembre de 2016

Superar la ausencia de Tevez es una materia que Boca todavía tiene pendiente

Si su jugador emblema, los xeneizes empataron 1-1 ante Godoy Cruz y todavía tienen otras dos pruebas más sin su líder



Boca llegó a esta ciudad con un desafío grande: demostrar que podía superar la ausencia de Carlos Tevez. El balance de lo exhibido por el conjunto de la Ribera en el empate 1-1 ante Godoy Cruz puede interpretarse de diferentes maneras. Es que, de acuerdo a lo que viene exhibiendo el Apache en 2016, su incidencia es un tanto dispar. Ahora bien, ¿padeció el equipo de los Mellizos Barros Schelotto la ausencia del N° 10 o en realidad lo que extrañó fue el temor que le impregna la figura del ídolo al equipo rival?




En cuanto al juego, Boca deambuló por las mismas aguas pantanosas en las que está inmerso desde hace tiempo. En las que por momentos hace pie y toma las riendas protagónicas y por otros se hunde lentamente y apenas reacciona cuando el agua le llega al cuello. De otro modo, sorprende que Godoy Cruz haya dominado buena parte del desarrollo del primer tiempo ante un rival pasivo, y que en la segunda etapa se haya visto la mejor cara del conjunto xeneize.

Es cierto, Federico Carrizo, reemplazante de Tevez, estuvo en otra sintonía desde el primer minuto. No acertó en las decisiones individuales y en los pases a sus compañeros. La más visible, fue un contragolpe cerca del final del primer tiempo en el que el volante se demoró más de la cuenta, perdió el balón y terminó reclamando un penal que no existió.

Pero no sólo Pachi cometió errores. Si Boca no se vuelve de Mendoza con los tres puntos es porque le faltó precisión en puestos fundamentales. Darío Benedetto desaprovechó dos situaciones claras de gol cuando ganaba 1 a 0. Y Ricardo Centurión priorizó su lucimiento individual por sobre la eficacia colectiva. El ex San Pablo se ganó varios "Oleee" por fabricar firuletes merecedores de aplausos y clicks de a montones en YouTube. Sin embargo, todos esos chiches resultaron estériles a la hora de catalogarlos como situaciones de peligro para el arco rival. En cambio, en una de las pocas veces que Centurión optó por el juego asociado, todo derivó en una buena acción colectiva que culminó con el centro de Pablo Pérez y el gol de cabeza de Gino Peruzzi.

El de Pérez fue un ejemplo más de las injusticias del fútbol. El volante cumplió otra tarea destacada y ratificó que aprendió a controlar su temperamento. Era uno de los puntos altos del equipo hasta que, a seis minutos del final, falló en un pase que desacomodó a la defensa y terminó en una habilitación de García a Correa, que sentenció el 1 a 1 con una definición que pareció homenajear a la de Valdano contra Alemania, en la final de México 86.

Existe otra lectura, y es todo lo positivo que mostró el equipo. Sara volvió a exhibir su aplomo, e incluso instantes antes del 1 a 0 tuvo una atajada excepcional ante un remate a quemarropa de García. Los cuatro apellidos de la defensa ya salen de memoria: Peruzzi, Vergini, Tobio y Fabra. Salvo imponderables, todo indica que esa será la última línea de Boca al menos hasta fin de año. Y se destacaron otra vez Andrés Cubas, un pulpo en el círculo central, y Cristian Pavón, siempre peligroso.

Era una buena ocasión para que Boca se adapte a jugar sin su máxima figura. Por momentos lo hizo, y en otros no. Todavía tiene dos exámenes más (frente a Quilmes y Tigre) y después de esas dos pruebas se podrá determinar si Boca sin el Apache también es confiable.

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