La historia de Darío Benedetto en Boca comenzó con una aliada inesperada: Susana Troilo, la señora que en la semana en que todos recordaban sus dos oportunidades falladas ante Godoy Cruz le regaló un trébol de la suerte y en el partido siguiente el delantero se destapó con tres goles y una asistencia para el 4 a 1 ante Quilmes.
Esta fanática del Xeneize empezó hace más de 10 años con esta tradición: le entregó los talismanes a Guillermo Barros Schelotto cuando era jugador, a Martín Palermo y hasta a Daniel Osvaldo, que en su debut en la Bombonera hizo un gol ante Wanderers por la Libertadores 2015.
Como tantas otras veces, Susana llegó este martes a las puertas del Complejo Pedro Pompilio con la camiseta de Boca, una bandera del club y un sobre de cartón donde lleva los tréboles. Otra vez su misión es darle suerte a los jugadores.
"Primero empecé regalándole a mis amigos para una navidad: les daba una tarjetita con el trébol, después a un médico para su hija, a un mecánico para el hijo y cada vez más", contó Troilo a Infobae.
Susana no fue sola hasta La Boca, lo hizo con su amiga Rosa, quien reconoció que los tréboles traen suerte. "A mí me dio uno para recuperarme de una enfermedad muy grave y acá estoy", sostuvo.
"Cuando no tengo en mi casa, porque estoy esperando que crezcan, me voy al costado de la autopista (Riccheri) por la colectora y estoy unas dos o tres horas hasta que junto bastantes. El otro día junté 96, me quedan 30 para hoy", agregó Susana.
Sus nuevos elegidos son Cristian Pavón y Sebastián Pérez, uno de los nuevos que todavía no cuenta con el talismán. "Le quiero dar un trébol a Pavón para que se destrabe porque está jugando lindo pero le falta la última puntada", contó.
Susana es hincha de Boca de toda la vida, tomó el amor por los colores de su abuelo. "Él lloraba de emoción cuando hacíamos un gol. Yo decía 'qué bueno que no se pelea con nadie', ni con mi tío que es de River ni con mi papá que es de Independiente. Quería ser como mi abuelo, que se emociona con Boca y así me hice hincha", dijo.
Su fanatismo lo invade todo. En su cabellera rubia, se tiño dos rayas azules que se disimulan pero cuando las muestra forman los colores del Xeneize. "Yo siempre le digo a los de River que si me cortan las venas no me sale nada rojo, es todo azul", bromeó.
Desde 2003 cuando se hizo socia, no falta a ningún partido y antes siempre pedía que para su cumpleaños le regalaran entradas para ver al club de sus amores. "Para mí venir a la cancha es todo, lástima que son dos veces por mes nomás, por eso cuando puedo, vengo a un entrenamiento", dijo.
Además de ver los partidos, Susana contó que lucha bastante para poder ir a la salida del vestuario. "Pertenezco a una agrupación hermosa que es Boca La Causa y ahora me es más sencillo pasar pero siempre les digo a los muchachos de seguridad que esta es mi casa, que no voy a romper ni ensuciar nada, que sólo quiero hablar con los jugadores", añadió.
Sus máximos ídolos son Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto, a quienes valora no sólo como jugadores sino como personas. "Son dos señores, humildes y sencillos, son dos grandes", dijo y reveló: "Hace poco le dije a Guillermo que está aceitando bien el equipo, le faltaba un ajuste".
Susana sueña con poder llevar a la cancha a todos los hinchas que aún no conocen la Bombonera y se mostró ilusionada con poder estar en el encuentro ante Lanús por la Copa Argentina mañana en Mar del Plata.
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