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viernes, 31 de octubre de 2014

UN TRIUNFO QUE NOS DEJA BIEN MUY BIEN PARADOS Y QUE YA GENERA TEMOR EN LOS DEMÁS

Se podría decir que fue un partido calcado al primero con Capiatá. Sin embargo, aunque no lo demostró, Cerro Porteño es otra clase de rival. Fue vital la mejoría defensiva y que no nos hayan convertido, aunque habrá que mejorar adelanteBien por Gigliotti, que se vistió de Palermo, nos hizo delirar y empezó a preocupar a los 'primos'



Fue un partido calcado al que se jugó en la ida con Deportivo Capiatá, con la diferencia que aquél lo perdimos. En este caso, Cerro Porteño no generó peligro y recién pateó al arco y tuvo una de peligro después del gol, faltando cinco minutos para el cierre.
Por la importancia del rival, el más popular de Paraguay, y por haber terminado con el arco en cero, fue un gran triunfo que deja la clasificación a las semifinales muy cerca. No será fácil porque ahora sí se conocerá al Cerro Porteño agresivo que todos hablan, el que seguramente saldrá a proponer ante su gente y bajo un calor agobiante. Nada que Boca no pueda sortear.


Puntualmente del juego, hay que decir que Boca no tuvo claridad en ofensiva. Tuvo mucha posesión de balón pero escasas jugadas elaboradas que creen serio peligro. Igualmente, generó muchas situaciones para ponerse en ventaja, sobre todo con disparos de media distancia.
Pero si tengo que destacar algo eso es lo defensivo, que fue lo más sobresaliente. Sobre todo el partido del juvenil Cubas que fue impecable. De no creer con la suficiencia con la que jugó el pibe, quien con apenas 18 años y tres encuentros en Primera se plantó como un tipo de 50 partidos en el lomo. Contó con todos los atributos que se le pide a un volante de marca: quite, recorrido, sentido de ubicación, anticipo, sacrificio y solidaridad. No tuvo necesidad de pegar como para hacer valer el apodo de "Chicho", en honor a uno de los mejores 5 que tuvo Boca en su historia.
Atrás, otra vez, "Chiqui" Pérez cumplió. Un jugador que fue muy castigado (con razón) y que también tiene muy pocos minutos en el semestre, por no decir en el año. Metió cuando tuvo que meter, como se le pide a los centrales, se peleó y nunca se complicó. Por supuesto, mucho tuvo que ver el apoyo de Cubas tanto para él como para Forlín.
Esta vez, los laterales no fueron la rueda de auxilio adelante, pero sí rindieron en el sector defensivo. Y esto es una gran garantía pensando en la revancha. Colazo se soltó más y gracias a una acción individual de tocar e ir a buscar, a los 83 minutos, vino el gol de Emmanuel Gigliotti.
Un "Puma" que por su forma de definir, a los ponchazos y peleándose con las piernas, me hizo acordar a tantos goles de Martín Palermo. Salvando las distancias, este gol tuvo mucho del "Titán", por las pifias (un taco de zurda que le termina dando en la derecha y en el rebote remata y entra de carambola) y por la importancia del gol.
Porque esto permite tomar mucho aire de cara a la revancha. Los paraguayos tendrán que salir a marcar si quieren pasar y ahí a Boca se le abrirán los espacios para convertir. Si lo hace, generará que el rival luego deba hacer tres tantos para superar la serie gracias al gol de visitante.
Bien por Boca que esta vez despejó viejos fantasmas, se solidificó atrás y aunque adelante falte claridad y que se abra más el arco, el equipo ya muestra carácter. No es poca cosa para un club que obtuvo dos veces la Copa Sudamericana (siendo el más ganador de la historia del certamen) y al referirse al ámbito internacional es siempre de temer.